Ahora que estáis preparando la película que presentáis al certamen de 2018, no está de más que hagamos algunos comentarios de los premios del año pasado. Dan pistas para los de este año.
- Se reconocieron por primera vez las películas nominadas. Ser nominado a un premio es algo grande. No podía pasar desapercibido. Este año seguirán dándose diplomas certificados de nominación. Teniendo en cuenta los medios de que se dispone en algún club, ser nominado ya es un gran premio.
- Los premios se dieron a quien lo merecía, aunque se los llevase todos. Como debe ser. Enigma y Talking Tolkien se repartieron la mayoría de trofeos. ¡Ojo! No los ganaron solo porque contaban con expertos en edición. Daos cuenta de que en ambas películas cuidaron todos los detalles. ¿Hace falta ser experto en cine o tener una gran cámara para preparar tan bien el espacio de la casa abandonada, con telarañas, polvo en el suelo, etc. o para pensar cada frase del guión como en Talking Tolkien? Solo hace falta meter más la cabeza. Repasad las 15 cosas que todos podéis hacer.
- No había premios de consolación creados adhoc. «Premio a la mejor gorra en una peli», «Premio a la frase más ocurrente», etc. son premios de consolación que no consuelan. Para obtener premios, hay que esforzarse. Los premios actuales se parecen más que nunca al listado de los Óscars. Y cada premio se decide por separado: para ganar el premio al mejor vestuario, lo único que necesitáis es que tener el mejor vestuario.
- La calidad por encima de la brevedad. No hay penalización para las películas que duran más de 8 minutos. Se valora su calidad. Cierto que cuanto más larga, más difícil mantenerla. Básicamente, hay dos categorías: menos de un minuto y medio, más de minuto y medio. Sin puertas al campo.
Por lo tanto, repasad cada detalle: el guión, la edición, la actuación, la banda sonora… La mejor película es la que los cuida todos.
Pronto anunciaremos una novedad en el formato de los premios.
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